28 ene 2012

RULETA RUSA

Aquí estás, ya te ves, disparando una vez más.

Parece que realmente te gusta este juego perverso de girar la ruleta y ver a quién le toca perder (porque en este juego siempre se pierde, aunque te cueste entender).

Yo que trato de esquivar tus balas, a veces no hay chaleco de fuerza que resista.

Por momentos me pregunto si medís el riesgo de tu dedo sobre el gatillo. Tus balas pueden ser de plomo, goma o hasta de puro gas, pero el impacto, a fin de cuentas, termina siendo el mismo.

En cada aparición (porque no hay otra forma de definirlo) haces girar la ruleta sin piedad, y yo empiezo a temblar. Y es que es tan retorcido esto que pasa, que no te deja ver el daño colateral, eso que queda, eso que nunca se va…

¿Quién te invita a decirme en tus, cada vez más aislados “regresos”, lo que prometes que serán tus “últimas palabras”? ¿Acaso me dejas elegir entre la posibilidad de creerte o no?

Siempre me detengo a pensar, a analizar, a tratar de entender por qué lo haces, qué es lo que tanto te gusta de este juego. Es luego de esa especie de zumbido molesto que deja el ruido del disparo que me desestabiliza, que me siento débil, bajo los brazos y ya no trato de entender tus movimientos.

Me suele dar miedo la forma en que agarras el arma, a veces pareces tan seguro y otras demostras estar tan perdido… Si supiese cuál es tu estrategia, o si tuviese la seguridad de que harías algo para salvarme... pero no, sé que mi vida corre riesgo, pues la perdería antes de que te animases a jugártela por mí.

Ya ves, juego teniendo las reglas claras, juego eligiendo cómo jugar, juego deseando hacerlo. Juego con conciencia, porque te conozco y sé qué esperar y, sobre todo, que NO debo esperar de vos.

Quién te dice que el arma, finalmente, la termine manipulando yo.. y es que, vamos, seamos sinceros, cada vez estoy jugando mejor…